Una verdura con un alto contenido en agua pero que permite un juego impresionante en la cocina. Puede ser de color verde oscuro o verde claro, su pulpa muy clara contiene algunas semillas comestibles cuando el fruto es joven y tierno. Su sabor es casi insípido, aunque se intensifica cuando lo cocinamos, al perder el agua. Crudo resulta muy refrescante y agradable al paladar, ideal para días muy calurosos en verano, mi plato preferido en esos días: espaguetis de calabacín con salsa de tomate, limón y menta o con salsa pesto.
En el área del mediterráneo es muy típico considerarlo como verdura casi para guarniciones o purés, sin embargo hay mil y una receta deliciosa en la que el calabacín destaca como protagonista principal. Lo puedes comer crudo, hervido, al vapor o frito. Es una verdura tan flexible que presta para ensaladas, cremas, platos de arroz y pasta y sin olvidarme de las variadísimas formas de prepararlo en pasteles.
Es una verdura bastante resistente, envuelto en papel o en una bolsa de plástico abierta o perforada se conserva bien en el frigorífico durante una semana o más. Muy sencillo de preparar, tanto solo debemos lavarlo y prepararlo como deseemos, únicamente se deben cortar los extremos. Atentos, no debe pelarse, la piel además de aportar buena parte del sabor, es la parte que contiene más nutrientes.
PROPIEDADES
- Contiene un 93% de agua y el resto está compuesto por enzimas, vitaminas y minerales.
- Los nutrientes se concentran sobre todo en la piel.
- Bajo contenido en sodio (ideal para dietas sin sal) y muy pocas calorías.
- Es muy ligero, lo que puede constituir una dieta excepcional para estómagos delicados.
- Tiene efecto diurético y combate el estreñimiento.
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